Auténticos churros madrileños ¡Riquísimos! Están deliciosos, crujientes, calentitos...
Os recomiendo comprar una churrera de uso doméstico, las tienen en ferreterías y tiendas de menaje del hogar a un precio bastante asequible.
Ingredientes:
• 600gr agua mineral (yo he usado la del grifo, la de Madrid está muy buena).
• 500gr harina de fuerza
• 1 cucharadita de sal
• 1 cucharada de aceite de oliva virgen extra
• Algo más de agua para "corregir" la masa.
• Aceite de girasol para freír.
• Azúcar al gusto para añadir después de fritos (opcional)
Elaboración:
En un cazo colocamos el agua, el aceite y la sal, esperamos a que comience a hervir y entonces añadimos la harina de golpe y retiramos del fuego. Con una cuchara de madera revolvemos muy rápidamente y con fuerza hasta que se haya convertido en una bola de masa que no se pega a las paredes, entonces la sacamos del cazo y amasamos "refinamos" en la mesa (Con unos guantes si no queréis abrasaros). Tiene que ser un amasado rápido y fuerte, porque en cuanto se enfríe un poco, la masa perderá cualidades y no se formará bien el churro.
Una vez formada la bola de masa debemos dejarla reposar a temperatura ambiente 30 minutos.
Ponemos la masa en un bol y vamos amasando y añadiendo agua cucharada a cucharada hasta conseguir una masa pegajosa pero aún bastante dura, yo diría que (dependiendo de la harina) más o menos usaremos medio vaso de agua. Visualmente tendrá una textura parecida a un puré de patata espeso. Cuantas más veces preparemos la receta mejor le iremos cogiendo el punto.
Calentamos bastante aceite de girasol en una sartén a 180-195°C.
Mientras tanto colocamos la masa en una churrera y comenzaremos a expulsar el churro y darle forma en el aire encima del aceite, de esta forma el churro, al no andar moviéndolo, no se deformará.
Freímos los churros de pocos en pocos ya que el aceite baja mucho de temperatura. Una vez dorados los pasamos a un plato con papel de cocina y los rebozamos en azúcar.
Briconsejo: yo lo que hago es hacer una buena tanda y parte de ellos los congelo. Cuando quiero desayunar churritos, saco los que vaya a freír la noche anterior para que se descongelen, o si no me he acordado de sacarlos, les doy un golpe de microondas la misma mañana para descongelarlos. Se fríen con aceite de girasol bien caliente y están para chuparse los dedos.
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